Tras la pandemia y el impulso al trabajo remoto, home-office, el mercado laboral presenta una franca recuperación, al abrir otras fuentes de trabajo y otras posibilidades.
Los sectores que empezaron a tener un repunte con la pandemia del COVID-19 son: e-commerce, tecnología de las información, ciencias de la salud y que siguen en fuerte demanda pero aquellos que empiezan a vivir una recuperación como turismo, comercios minoristas.
Las compañías orientadas a la transformación digital y automatización son las que tienen las mayores ofertas de trabajo. La atracción de talento está centrada en la innovación y la digitalización.
Profesionales enfocados en el análisis de datos, marketing digital, automatización de procesos y carreras afines serán los más deseados por las empresas que lideran la innovación digital.
Los reclutadores buscan perfiles que demuestren capacidad para hacerles frente a múltiples retos que plantea el panorama nacional e internacional. La transformación digital, la diversidad, el enfoque en la sostenibilidad y la capacidad de reinvención son las principales tendencias laborales que los expertos han identificado.
Tipos de habilidades laborales
Las habilidades laborales son la suma de conocimientos, destrezas y comportamientos necesarios para realizar las tareas requeridas en un determinado puesto. Se trata de lo que el talento ha aprendido y que le permiten llevar a cabo sus labores.
Estas se pueden aprender o adquirir a través de la experiencia, la capacitación y el adiestramiento o desarrollarse como parte del crecimiento personal. Se trata de condiciones que resultan imprescindibles para que los trabajadores realicen sus tareas de manera eficiente y eficaz.
Las habilidades laborales se clasifican en dos tipos: técnicas y blandas. Entender qué representan cada una es fundamental para poder desarrollarlas dentro de los equipos de trabajo.
Habilidades técnicas: También llamadas hard skills o habilidades duras, son destrezas y conocimientos que permiten realizar tareas específicas. Estas se suelen relacionar con tareas mecánicas, informáticas, tecnológicas, matemáticas o incluso científicas.
En este sentido, este tipo de habilidades se enfocan en saber operar equipos mecánicos o determinadas herramientas. Otra característica es que estos conocimientos técnicos requieren capacitación y adiestramiento, sumado a experiencia para poder dominarlas.
Habilidades blandas: Existen habilidades que permiten desarrollarse en diferentes áreas y sectores y que son las que las empresas buscan y que un robot no podrá suplir, aún con la automatización de las empresas: son las habilidades blandas también conocidas como soft skills.
Se trata de atributos, rasgos de personalidad y comportamientos que afectan la forma en la que un trabajador se desempeña en su puesto. Además, tienen una gran influencia en las interacciones interpersonales. Esta clase de habilidad se relaciona más con quién es la persona, en lugar de, lo que sabe.
El cómo interactúa con sus colegas, cómo resuelve problemas y cómo administra su tiempo y su trabajo tiene un gran impacto en la productividad de los equipos y en la rentabilidad del negocio.
En un mercado laboral marcado por los cambios constantes, es importante que la fuerza laboral sea capaz de adaptarse a las nuevas dinámicas e incluso resolver de manera positiva los desafíos que se presenten.
Las habilidades más solicitadas
En un contexto laboral en plena transformación, las necesidades de las empresas van cambiando. La crisis sanitaria obligó a muchas empresas a acelerar su transformación digital, lo cual se convirtió en un factor determinante para la creación de nuevos puestos de trabajo y posteriormente para la búsqueda de nuevas habilidades laborales.
A medida que las empresas se digitalizan y automatizan sus procesos, surge la demanda de nuevos conocimientos y destrezas para asumir nuevas tareas:
Trabajo en equipo: La colaboración y el trabajo en equipo serán fundamentales en una modalidad de trabajo híbrida (presencial y digital), puesto que es lo que permitirá generar confianza entre pares, respetar los tiempos de cada quien y facilitar la comunicación para que sea clara y concreta.
Resiliencia: En el mercado laboral mexicano esta será una de las habilidades más buscadas. Un trabajador resiliente es un colaborador que puede manejar el estrés diario sin que esto repercuta en su productividad. Se trata de alguien capaz de superar los obstáculos, cumplir con los plazos y recuperarse del fracaso tras haber aprendido de este.
Esta habilidad habla de la actitud positiva de los empleados cuando algo no sale bien. Pero, también, se centra en los esfuerzos que realizan para evitar cometer los mismos errores en el futuro.
Adaptabilidad: Para afrontar cada uno de los cambios que se presenten, los trabajadores tienen que ser flexibles. Esto es lo que va a permitir que las transformaciones en los procesos, herramientas o dinámicas de trabajo no alteren el rendimiento de los colaboradores, es decir, el talento tiene que ser capaz de adoptar nuevas formas de trabajo, utilizar nuevos recursos y adecuarse a las nuevas configuraciones de los equipos.
Comunicación: Un candidato que cuenta con una comunicación efectiva puede expresar sus ideas con claridad para lograr resultados y demostrar su punto de vista con mayor comodidad y confianza. Las habilidades de comunicación son fundamentales porque determinan que el colaborador es capaz de escuchar las instrucciones, ideas e intenciones de sus compañeros y superiores.
Resolución de problemas: Los jefes valoran cada vez más a las personas que dentro de sus equipos pueden resolver problemas de forma rápida y eficaz. Hoy las empresas necesitan trabajadores que brinden soluciones a las distintas dificultades que se presentan en el día a día.
Iniciativa y autogestión: La iniciativa demuestra que el trabajador puede pensar por sí mismo y tomar decisiones. Esto habla de un colaborador con impulso, alguien que cuenta con la motivación necesaria para completar tareas sin que se le pida.
Por otro lado, la autogestión es la capacidad de realizar las tareas de manera satisfactoria con poca o ninguna supervisión. Esto es fundamental en entornos de trabajo digitales donde el trabajador tiene que gestionar su tiempo de forma autónoma.
Disciplina: Se trata de la responsabilidad del trabajador con la consecución de tareas y proyectos. Es también el compromiso que se requiere para concretar sus tareas. Esto sin tener supervisión en todo momento.
Dominio de la tecnología: El objetivo es incorporar talento capaz de utilizar la última tecnología de manera óptima y así mantenerse por delante de su competencia.
Potencia y desarrolla las habilidades
Los conocimientos digitales y tecnológicos junto con las habilidades blandas, son las características fundamentales del perfil que buscan las empresas en los candidatos. El objetivo detrás de esta combinación de habilidades laborales es que el personal sea capaz de gestionar recursos y herramientas e impulsar la digitalización de las compañías.
Lo que buscan las empresas son personas que puedan aprender lo nuevo y adaptarse rápidamente. En otras palabras, demandan la combinación de habilidades técnicas y blandas.
Las habilidades duras se adquieren a través de formación y práctica, esto es algo que se puede desarrollar a través de capacitación y adiestramiento. En cuanto a las habilidades blandas, los procesos de coaching y mentoring pueden ser de mucha ayuda.
Estos permiten trabajar con los colaboradores en la incorporación de habilidades que les permitan aumentar su eficacia y productividad profesional pero también desarrollarse a nivel personal.