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Seguramente te has visto envuelto en esta situación: “mandaste tu CV a la empresa que más llamó tu atención, por todos los factores favorables tanto para ti como aquellos que tú puedes ofrecerles, contestaron a tu solicitud, te hicieron una entrevista y todo salió de maravilla, estás emocionado y seguro de que el puesto está en tus manos, pero de repente te dicen que hay exámenes a los que deberás de someterte, sientes que ya perdiste y más que eso, que perdiste tu oportunidad laboral”.
¡Tranquilo, no tiene ni debe ser así! Estos exámenes son más comunes de lo que pudiéramos imaginar y sí, también sabemos que con solo oír la palabra examen, casi todo en automático nos ponemos nerviosos, pero hay que verlo como una evaluación de nosotros mismos, ya que con esas pruebas lo que sucede es que el reclutador te conocerá un poco mejor, más allá de tu CV o cartas de recomendación.
Uno de los principales objetivos de estos exámenes o también conocidos como tests, es ayudarle a la empresa a decidir el área correspondiente en donde puedes tener un mayor desempeño, ubicarte con un equipo que cumpla con las características que la empresa requiere e incluso que se adapte a ti.
Dichos tests evalúan más a fondo tus habilidades y conocimientos para el puesto que están ofreciendo y otros exámenes te hacen un estudio psicológico para conocerte más a fondo, desde otra perspectiva, por ejemplo, es muy común que varias empresas apliquen los siguientes:
El consejo que te podemos dar es que durante el test que te vayan a realizar te relajes lo suficiente para que puedas concentrarte, contestar lo mejor que puedas y ser honesto, porque todo cuenta a la hora de aplicar por una vacante.
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