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Un día dura 24 horas pero muy en el fondo desearíamos que durara más. A veces tenemos -o queremos abarcar- tantas actividades que no nos damos abasto para cubrir todas nuestras necesidades en sólo 15 o 16 horas diarias (sin contar las horas de sueño). En el trabajo es lo mismo. Durante las 8 o 9 horas laborales de 5 días a la semana, tenemos que cubrir una cierta cantidad de tareas que a veces nos abruman y, por ende, terminan hostigándonos a tal grado que provocan que dejemos de rendir como deberíamos. Es entonces cuando dependemos de que nuestra productividad laboral sea óptima pero a la vez no afecte en nuestra salud.
Lograr pequeños cambios en nuestros hábitos mejorará drásticamente los niveles de productividad y la eficiencia. Esto nos permitirá realizar más tareas de calidad en un periodo de tiempo más corto, así como reducir la cantidad de tiempo dedicado a tareas innecesarias. De hecho, el mejoramiento de las estrategias para aumentar la productividad, es un trabajo en equipo tanto de los directivos y gerentes, como de los empleados.
Este texto nos guiará a través de algunas estrategias simples pero efectivas para aumentar nuestra productividad en el trabajo.
Tomar los descansos necesarios
No significa que los descansos deben ser prolongados. Simplemente, tomar descansos previamente planeados o que estén bien balanceados con nuestras horas de trabajo, nos ayudará a concentrarnos mejor.
Según algunos estudios realizados en Florida, Estados Unidos; revelan que algunos atletas, músicos, ejecutivos e incluso jugadores de ajedrez; son más productivos cuando trabajan en intervalos de 90 minutos que aquellos que dedican más de 90 minutos a sus deberes. También, descubrieron que las personas que trabajan no más de 4 horas y media al día, son mucho más productivos. Incluso, se ha comprobado que las compañías que te permiten hacer home office más de un día a la semana, son las que cuentan con empleados más felices. Ojo aquí, empresas.
Ser organizado
Una buena organización no sólo nos ayuda en el ámbito laboral. Nos ayuda en todo aspecto personal de la vida cotidiana. Llevar un control en agenda o en alguna tabulación electrónica o manual, podría ser una buena opción a la hora de registrar nuestros pendientes durante el día. Esta tarea suele ser aplicada por las personas que trabajan por hora; así, se les facilita más rendir cuentas a sus jefes directos al justificar sus horas trabajadas.
Autodelegar tareas
Bien dicen que los mejores trabajadores son los que tienen iniciativa propia. No se necesita que algún gerente o directivo de la compañía nos diga qué hacer; también podemos pensar por nosotros mismos. Ojo, no se trata de asumir responsabilidades que no nos tocan o tomar decisiones sin consultar.
El autodelegarnos tareas resulta más fácil de lo que creemos. Se trata simple y sencillamente de autogestionar el estrés, ya que puede ser útil para enfocarnos y ayudarnos a alcanzar nuestras metas. Para tareas o proyectos abiertos (sin fecha límite de entrega), es preferible que nosotros mismos nos pongamos esa fecha u hora límite para que el tiempo nos rinda más de lo que imaginamos.
Dormir lo suficiente
Sin salud, no hay productividad, y sin productividad no hay estabilidad mental. Debemos cuidar nuestro cuerpo para que nos rinda el tiempo más allá del trabajo, y también seamos capaces de llevar una vida emocional y social libre de preocupaciones.
Trabajo en equipo
La idea de que el trabajo en equipo es muy importante para un mejor rendimiento, la hemos escuchado desde nuestra educación básica. Incluso, en casi todos los exámenes psicométricos de reclutamiento, hacen énfasis en la importancia del trabajo en equipo y qué tan capaz es el candidato de cumplir con ese reto. El trabajo en equipo puede proporcionar fuerza colectiva y poder de permanencia. Los equipos sólidos pueden ayudar a ser más productivo y crear un entorno más amigable y abierto. Al inculcar hábitos de trabajo en equipo positivos, podemos formar un grupo poderoso que pueda abordar incluso los problemas más difíciles.
Estar presente sólo en las reuniones necesarias
Las juntas son uno de los momentos que más tiempo nos quitan, pero de alguna manera, continuamos reservándolas, asistiéndolas e, inevitablemente, nos quejamos de ellas.
Es muy sencillo: si soy necesario o indispensable en esa junta, debo estar presente. Si no, no tendríamos por qué atender cuestiones que pueden afectar nuestro tiempo disponible para aprovecharlo en otros deberes de mayor relevancia para nuestro puesto.
Antes de cualquier reunión debemos preguntarnos si podemos llevar a cabo nuestras tareas por correo electrónico o por teléfono. Si no es necesario, desde lejos podemos cumplir con nuestro cometido sin ningún problema y aprovechando el tiempo para cubrir otras necesidades.
Controlar el perfeccionismo
Lamentablemente, no todo sale como esperábamos. Es común que todos nos obsesionemos con que el trabajo quede como lo teníamos en mente, pero la realidad es que nada es perfecto. En lugar de perder el tiempo persiguiendo una idea vaga que no tiene tantas posibilidades de lograrse, mejor enfoquémonos en lo que está en nuestras manos.
Ignorar las notificaciones
El celular es una de las herramientas más útiles y necesarias hoy en día. Pero también, puede convertirse en nuestro peor enemigo, y nosotros, en sus esclavos.
Despeguémonos por un momento del teléfono. Comencemos a prestarle atención a lo que tenemos justo enfrente de nosotros. Es muy difícil resistirse a la atractiva notificación push de nuestras apps favoritas, a los mensajes, a los correos electrónicos y por supuesto a las notas de voz. Pero si apreciamos bien el punto número dos, al organizar nuestro tiempo podremos utilizar algunos minutos en checar nuestras redes sociales sin afectar nuestro rendimiento.
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