Toda compañía está expuesta a contar con malos empleados, ya sea por un proceso de selección incorrecto de los candidatos, o por la mala gestión del capital humano. Tener un mal elemento dentro de tu plantilla puede traerte más consecuencias negativas de lo que te imaginas.
Efectos no tangibles que pueden producirse por un mal empleado:
- Ralentización de proyectos
- Desmotivación y poca funcionalidad en los equipos
- Ansiedad en empleados que creen poder suplir ese cargo fallido
- Pérdida de credibilidad y confianza en los equipos de trabajo
¿Cómo puedes identificarlo? Aquí te presentamos siete características de un mal colaborador dentro de tu empresa:
- No está motivado a crecer. Si un empleado no está buscando su propio desarrollo, muy difícilmente tendrá la disposición para hacer crecer la empresa e involucrarse con los diferentes desafíos que se puede presentar en la empresa.
- Se queja de todo. Aunque sabemos qué aspectos de la organización que necesitan mejorar, un empleado que siempre se queja y más allá de externar su opinión, contamina a sus compañeros con su mala actitud, sin duda lo convierte en un mal colaborador.
- No trabaja en equipo. Muchas personas les cuesta trabajo, realizar actividades de manera grupal; sin embargo, si no presenta cierta disposición para intentarlo o busca alternativas para mejorar, es una señal de un colaborador tóxico.
- Es chismoso. Como lo comentamos en un artículo de clima laboral, el radio pasillo es una de las actividades que más consecuencias negativas trae para la organización. Ya que hablan desde una verdad parcial y la convierten en toda una verdad especulativa.
- No es responsable. Sabemos que todos podemos cometer algún error dentro de nuestro trabajo, y por esto es necesario que cada uno tome su parte de responsabilidad. Un empleado que no la asume o que inculpa a otros, es un elemento poco confiable.
- Es siempre impuntual. Un profesional que llega tarde a las reuniones o peor, aunque no respeta los tiempos de entrega de los proyectos, también se convierte en un mal trabajador, ya que genera estrés laboral y a la empresa porque ralentiza su productividad.
- Es mentiroso. La honestidad es sumamente en la relación de los trabajadores y con la empresa. Un empleado mentiroso, al igual que uno chismoso, suele desencadenar una serie de eventos contraproducentes para la compañía, como problemas interpersonales, conflictos en un proyecto, entre otros.
La recomendación es tener desde un principio buenos filtros de selección de personal, como el servicio que ofrece Enlace Laboral, al igual que capacitación constante para todo el personal.